domingo, 6 de febrero de 2011

Yoga Fuerte y Constelaciones Familiares



Yoga Fuerte para la Curación 
Constelaciones Familiares
Evitar el dolor provoca sufrimiento
Cuando no nos miramos, el dolor emocional se convierte en dolor físico.
El dolor es un sentimiento que es corto y fuerte, es simple y no requiere de largas explicaciones. Entrando en él, tomamos su fuerza y con ella podemos actuar. 
Evitar el dolor nos saca fuerzas, consume mucha energía y esto deviene en un estado de sufrimiento tal, que puede prolongarse toda la vida.

El dolor tiene que ver con el tiempo, cuanto antes nos hagamos cargo de él, menor va a ser el sufrimiento.

Tenemos la ilusión de que aquello que eludimos no existe o no tiene implicaciones graves.

En los trabajos de Constelaciones he podido observar que muchas enfermedades graves están al servicio de una expiación.

La mayor parte del sufrimiento humano consiste en la resistencia auto ejercida contra situaciones reales que no podemos o no queremos ver.

Esta resistencia también la expresamos a través de distintas emociones tales como la rabia, los reproches, la venganza entre otros.
Estos sentimientos son dramáticos y duran mucho tiempo. Sirven para justificar el problema y que nada cambie.
No queremos cambiar porque sentimos que perdemos algo de lo guardado, porque unido al sufrimiento esta el amor. Nuestra alma guarda a los dos juntos.
Muchas veces nos sentimos victimas y estos sentimientos autocompasivos pretenden comunicar a los otros que uno mismo no puede actuar. Tienen connotaciones manipulativas “hace vos algo por mí”.
En una separación, la ira frecuentemente sustituye el dolor. Estos sentimientos se viven con ojos cerrados siempre, en relación a imágenes interiores que nos mantienen ligados al pasado. Sin darnos cuenta que quizá está asociado a una primera separación.
Hay un hilo invisible que vincula un sufrimiento actual, con un profundo dolor no reconocido. Estos hilos muchas veces están atados a situaciones ancestrales no resueltas. Provocando un desorden en el sistema.
En las clases de yoga o en los talleres de Constelaciones Familiares reactivamos la memoria dormida, hasta llegar al punto del dolor, lo confrontamos y liberando la emoción el sufrimiento cesa.
Asentir a la realidad tal como es, produce integración equilibrio enraizamiento y ganas de vivir.

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